   
Tryadhis dasa (VBD)
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| | Enviado Jueves, 11 de Diciembre de 2003 - 10:53 pm: |  |
Cuando Prabhupada llegó al templo, tomó un baño y algo de prasadam. Al día siguiente salía para Los Angeles y su único día en París estaba lleno de compromisos. Después de descansar un poco, salió de nuevo a predicar.
Los devotos habían alquilado el Olympia Theater, un enorme auditorio con capacidad para más de dos mil personas, pero como habían anunciado la conferencia de Prabhupada con solo dos días de antelación, no asistieron más que cuarenta personas. Impertérrito, Prabhupada dio su charla y dirigió un kirtana. Luego partió hacia los estudios de televisión donde tenía programada una entrevista.
Cuando finalmente regresó al templo era ya la una de la madrugada. Syamasundara dijo a los devotos que habían acompañado a Prabhupada durante todo el día que descansaran al menos seis horas antes de levantarse. Pero a la mañana siguiente Prabhupada se levantó a la hora de siempre y a las cinco de la mañana preguntó por qué no había mangala-Arati. Envió a su sirviente a despertar a los devotos, y mientras éstos corrían al templo para empezar la adoración matutina, Prabhupada salía a dar su paseo diario.
Acompañaron a Prabhupada en su paseo Syamasundara, Aravinda y el presidente del templo de París, Hari-vilasa. La mañana de primavera apareció soleada; Prabhupada, con su bastón, tenía un aire de nobleza.
- Syamasundara -preguntó pp-. ¿Por qué todos los casados están en maya? -Syamasundara no acertó a responder, por lo que Prabhupada dijo: -Porque ésa es su posición. Estar en maya.
Comentó que cuando fue a América su idea era hacer sannyasis, pero cuando vió la libertad con que se mezclaban hombres y mujeres en Occidente, decidió que sus discípulos se casaran y tuvieran un hijo primero, y así más adelante la mujer podría ir a Vrndavana con el hijo y el marido podría tomar sanny€sa. Prabhupada rió. Al hombre, dijo, lo enredan su familia, su casa, su cuenta corriente, sus animales, y muchos otros apegos.
Casi al final del paseo, Prabhupada habló concretamente sobre París.
- Aquí las tres cosas más prominentes son el vino, las mujeres y el dinero. ¿Qué opinas tú, Hari-vilasa? ¿Es así o no?
Hari-vilasa respondió:
- Sí, Prabhupada. Así es, efectivamente; vino, mujeres y dinero.
Prabhupada dijo que aunque esos apegos son muy fuertes, el movimiento para la conciencia de Krsnaa puede superar su influencia.
Prabhupada dijo que aquellas casas situadas en los alrededores de París con sus bonitos jardines, estaban muy bien, pero que todo estaba siendo empleado en la gratificación de los sentidos. Puede que un caballero francés posea una casa, un jardín, una esposa, una cuenta corriente y un automóvil de primera clase, pero por carecer de conocimiento espiritual siempre se sentirá apegado a sus posesiones, y al final de su vida ese gran apego le hará nacer como una cucaracha, una rata o un perro dentro de esa misma casa.
Luego preguntó a Hari-vilasa cómo iba la prédica del templo. Hari-vilasa dijo que tendría éxito, pero que quizá fuera interesante empezar algún negocio para obtener mayores ingresos.
Tu único negocio es predicar -dijo Prabhupada-. Los negocios pueden hacerlos los casados.
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