Narendra dasa (Admin)
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| Enviado Miercoles, 01 de Enero de 2003 - 03:20 am: | |
A través de la historia, los filósofos han buscado una causa única del universo, y muchos la han encontrado en Dios. Pero desde la época de Newton, la ciencia ha sostenido que todos los fenómenos pueden ser descritos (al menos en principio) en términos de cantidades medibles de materia. Este enfoque es llamado reduccionismo. Reduce al universo a un mecanismo que actúa de acuerdo a leyes matemáticas impersonales, y también reduce al ser humano individual a un complejo submecanismo cuya voluntad y sentimientos corresponden a nada más que normas de interacciones químicas entre moléculas. Dios se convierte en una idea que surge en el curso de la evolución. Pero el enfoque reduccionista falla al no tomar en cuenta significativos aspectos de la realidad. La conciencia, por ejemplo, es un hecho de la vida. Todos la tenemos. Pero no puede ser satisfactoriamente explicada con la estructura mecanicista corriente de la ciencia moderna. Las Escrituras Védicas definen un punto de vista alternativo en el cual el universo es entendido no sólo como cuantificable (materia inerte) sino que acepta también la existencia de entidades individuales conscientes, incluyendo a la entidad consciente suprema. De acuerdo al Bhagavad-gita, el principal texto de la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON), el origen del cosmos puede ser descrito con el término emanacionismo que incluye el concepto de que la materia no surge súbitamente de la nada. La materia es una de las eternas energías de Dios y está dotada con los elementos para crecer y desarrollarse, pero es la implantación del espíritu lo que provee la energía que inicia ese crecimiento y desarrollo. Bajo la supervisión del Señor, esta energía genera universos que pasan por ciclos predeterminados de creación, mantenimiento y destrucción. Estos ciclos de manifestación e inmanifestación, de acuerdo a los Vedas, duran 4,3 billones de años. En El Bhagavad-gita el propio Señor Krishna explica: La totalidad de la sustancia material llamada brahman, es la fuente del nacimiento y es ese brahman el que Yo impregno, haciendo posibles los nacimientos de todos los seres vivientes. Todas las especies de vida aparecen mediante su nacimiento en esta naturaleza material y Yo soy el padre que aporta la simiente. Esta concepción Védica de la creación ha sido apreciada por el Dr. Carl Sagan en un capítulo de una serie televisiva filmada en parte en India, difundida por todo el mundo con el nombre Cosmos. El Dr. Sagan mencionaba que de todos los pensamientos religiosos, las antiguas enseñanzas védicas acerca del origen del universo, son las más aceptables en términos de la ciencia moderna, porque sugieren que la creación y disolución del universo ocurre en intervalos regulares de billones de años de duración. En El Bhagavad-gita se establece que la creación cósmica comienza cuando Krishna, Dios, impregna la energía material universal con energía espiritual. Una simple comparación puede ser hecha con el vientre materno, que provee todos los ingredientes orgánicos para la producción de un cuerpo humano. Pero el nuevo cuerpo no puede desarrollarse sin la introducción del espermatozoide masculino, el que, combinado con el óvulo, provee las bases para su surgimiento y desarrollo. La literatura Védica también informa que Krishna está presente dentro de todos los átomos del universo y que Él supervisa la manifestación cósmica entera mediante Su expansión como Superalma. |