Bhakta Gustavo Medina
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| Enviado Lunes, 19 de Junio de 2006 - 02:55 am: | |
El Arte de predicar Por Purushatraya Swami Algo que siempre surge en las conversaciones entre devotos es el comentario de que el crecimiento de nuestro movimiento es muy lento, en comparación con ciertos grupos religiosos de resonancia más popular u otras corrientes espiritualistas de moda. Todos en general quisieran ver los templos llenos de brahmacaris, congregaciones fuertes y activas, y templos por todas partes. Nuestra realidad es, sin embargo, otra. Las nuevas adhesiones ocurren en dosis homeopáticas. Llega el año, se va el año, estamos viendo siempre las mismas caras. Y por falta de mayor apoyo, cada fin de mes, los responsables de mantener al día los alquileres de los simples inmuebles de nuestros templos llegan, a veces, al límite de la capacidad de soportar las tremendas presiones psicológicas de vivir siempre en rojo. La conciencia de Krishna es, sin duda, muy diferente de las religiones convencionales. Estamos tratando siempre de llegar a personas normales y sanas que, hoy en día, son cada vez más raras. Muchas de esas personas ya tienen sus “religiones” seculares, como vegetarianismo, ecología, new age, hatha-yoga, etc. Otros son practicantes fanáticos de los placeres sensuales y desdeñan la espiritualidad. Vemos que las religiones que se especializaron en rescatar a los desesperados, los que están en el fondo del pozo, están con sus casas llenas y se transformaron en verdaderos negocios empresariales. Una razón que afecta tremendamente nuestra prédica es la inexperiencia de los devotos en comunicar el mensaje de la conciencia de Krishna de un modo claro, sensato, inteligente y adecuado al tiempo, lugar y circunstancia. Cualquier devoto debe estar siempre preparado para responder las preguntas. Él debe individualmente pensar y meditar en los temas más comunes, que normalmente aparecen como preguntas de personas curiosas. Preguntas como, ¿quién es Krishna?, ¿qué lo llevó a volverse un devoto?, etc., deben estar siempre “en la punta de la lengua”. La impresión que me da al ver la incapacidad de los devotos en responder preguntas en vivo en la TV es que ellos nunca pensaron en el asunto por el que están siendo interrogados públicamente. Esos segundos en la TV son momentos preciosísimos que no pueden ser desperdiciados. Por otro lado, si la respuesta del devoto fuera clara y natural, eso causa un impacto muy fuerte en la audiencia. Esa incapacidad de expresarse parece ser una característica muy brasileña.(1) Nuestra informalidad es interesante y simpática, pero hay ciertos momentos en que no funciona y su efecto es, en muchas ocasiones, contraproducente. Es absolutamente necesario que aprendamos a dirigirnos correctamente al público, con seguridad y claridad. Una vez, en Bombay, en el templo de Chowpati, di una conferencia ante un público de más de mil personas. Minutos antes de la clase, un devoto vino hasta mí y pidió que le diera algunos datos personales, lo cual anotó en un papelito. A la hora de la presentación al público, noté que no era la misma persona con quien había hablado sino otro joven brahmacari, que tenía el papelito en las manos. Su presentación me sorprendió. Él ni siquiera me conocía, pero hizo una presentación impecable en todos los sentidos. Otra ocasión, en África del Sur, quedé impresionadísimo con la presentación pública de un devoto local. Era una ceremonia después del Ratha-yatra, con la presencia de dos políticos importantes, miembros del Parlamento, y varios sannyasis. La manera en que presentó no tuvo nada que envidiar a la del más experimentado presentador del Noticiario Nacional de la TV Globo. Tenemos que perfeccionarnos en este arte. Lo que he visto incluso entre líderes y devotos senior, con raras y honorables excepciones, son presentaciones al público pobres, llenas de muecas y extravagancias. Un devoto me contó algo que ocurrió con él. Después de una charla en público, un extranjero, que estaba aún aprendiendo nuestro idioma, fue hasta él y preguntó: ¿Qué es ese tal “ne” que tanto menciona?...(2) Las horas que anteceden a una presentación pública deben dedicarse a la profunda concentración y preparación psicológica. El ser humano tiene la capacidad única de antever los acontecimientos. Él puede “vivir” en su mente momentos que no sucedieron en realidad, pero tienen toda probabilidad de suceder en el futuro próximo. Todo conferencista, por más experimentado que sea, proyecta en su mente la situación que va a vivir. Él adapta su discurso a las condiciones del lugar y características del público al que va a dirigirse. Él está perfectamente preparado para lo que va a ocurrir y así queda muy a gusto y seguro. De esa forma, podrá expresarse con toda naturalidad y comunicará su mensaje con precisión y claridad. Por otro lado, sin esa preparación, cualquier charla ante el público podrá ser un fiasco —“mente en blanco” y, en la hora H, la persona olvida las cosas más obvias. Una vez, acompañando a un grupo de devotos a una presentación en un programa de TV, fui testigo de que hubo, durante el largo viaje hasta el lugar del programa, mucha prajalpa, tama-guna y comilona entre esos devotos. Después del programa, cuando discutíamos que las preguntas hechas no fueron bien respondidas por los devotos, un comentario surgió: “Me tomó por sorpresa...” Una disculpa desarrapada, inaceptable... Otra cosa importantísima que debe prevalecer en nuestra prédica al público en general, es la habilidad de tratar algunos temas que tienden a causar cierta conmoción y molestia en los oyentes. Un tema que, si no fuera bien presentado, puede causar cierta susceptibilidad es la cuestión de los cuatro principios. El devoto debe tener la sensibilidad y la habilidad de presentar este importante punto de la conciencia de Krishna sin sobresaltar a la audiencia. Muchas veces, en vez de decir: “No comer carne, ni pescado y huevos”, podemos decir simplemente: “volverse vegetariano”. En vez de algo negativo, afirmamos algo positivo. A veces para enfatizar el hecho de que abolimos toda clase de intoxicación, hacemos mucho énfasis en el consumo de café, que es consumido por las personas en general de forma inocente. Este detalle puede ser importante para aquellos que quieren transponer niveles más y más elevados de conciencia, pero para una persona sin ninguna noción previa sobre las sutilezas espirituales, eso podrá sonar como algo fanático. Muchas veces, ciertos devotos evitan el café pero consumen otros alimentos industrializados que contienen sustancias tan nocivas como la cafeína para la conciencia de Krishna. Quiere decir, esas cosas pueden volverse meramente un tabú, dicho de la boca para afuera. Esto muchas veces se vuelve contraproducente en la prédica, pues sugiere un tipo de purismo y puritanismo artificial, que aparta a las personas inteligentes y sensibles. Otros devotos, a pesar de seguir los cuatro principios, tienen principios morales dudosos. Cuestionamos aquí su potencia espiritual en la prédica sobre los principios regulativos. Debemos evitar en la prédica pública, ante un público que no tuvo ningún o muy poco contacto con los devotos, tópicos que sean excluyentes, esto es, que enfatizan una gran distancia entre los karmis y los devotos. Mucho mejor es buscar temas que nos unen, y no que nos separan. Si una persona adopta una actitud defensiva en el primer contacto con los devotos, difícilmente cambiará su posición. Como se dice: “la primera impresión es la que cuenta”. Participé, hace un par de años atrás, de un congreso interreligioso a nivel mundial. En este congreso tomé parte en un workshop bajo el tema “Construyendo la Paz”. El facilitador era una persona con mucha experiencia en conflictos y guerras por todo el planeta. A cierta altura de nuestro workshop, él propuso que escribiéramos una lista de cosas que existen dentro de nuestra religión que excluyen a las personas de afuera. Nuestro grupo era muy ecléctico: había personas de unas diez nacionalidades diferentes —asiáticos, europeos, africanos, etc.— cada uno prácticamente de una religión diferente. Después de eso, nos reunimos en pequeños grupos para discutir nuestras diferencias y hallar puntos en común. La conclusión a la que se llega es que al enfatizar las diferencias, el germen de la discordia y de la desconfianza estará siempre presente. Espero que los devotos que están leyendo estas líneas comprendan exactamente a lo que quiero referirme. Obviamente no queremos comprometer los principios que seguimos y debemos ser cada vez más estrictos en nuestro sadhana personal, pero tenemos que tener la sensibilidad y la habilidad para hacer que más y más personas queden atraídas por Krishna, adopten el servicio devocional como práctica espiritual de vida y adquieran fuerza interior para vencer las energías animalezcas que conviven con nosotros y empujan la conciencia para abajo. Constatamos que, infelizmente, la mayoría de los devotos son incompetentes filosóficamente. Sin el cultivo de años y años leyendo y releyendo los libros de Srila Prabhupada, la posibilidad de maestría en el conocimiento de la conciencia de Krishna queda muy reducida. Muchos devotos se contentan solamente con el conocimiento básico y creen que ya es suficiente. Muchos hasta no tienen interés en las clases, pues escucharán cosas que ya conocen. El hecho es que para poder predicar, tenemos que interiorizar y vivenciar todo ese conocimiento que ya sabemos intelectualmente. Esto requiere mucha práctica y muchas horas leyendo y oyendo. Aun ya conociendo bien los temas expuestos en una clase de Bhagavad-gita o Srimad-Bhagavatam, tenemos que estar atentos para aprender diversas maneras de presentar el mismo tema. Cuando escuchamos a varios oradores diferentes, muchas ideas que enriquecerán nuestra propia prédica naturalmente aparecerán en nuestra mente. Para finalizar, contaré tres episodios significativos en la prédica en Brasil, que vienen a mi mente en este momento. Ciertamente existen muchos otros ejemplos, pero por ahora vamos a contentarnos con estos tres. El primero fue a comienzos de los años ochenta. Los devotos solían participar de un encuentro anual de comunidades rurales, donde se reunían todas las “tribus” alternativas, muy en boga en aquella época. El celo de prédica de algunos devotos, forzando mucho los kirtanas y tratando con insistencia de “hacer la cabeza de la gente” causó cierta irritación general y muchos se volvieron antagónicos en relación con los devotos. Paramgati Maharaja era muy influyente junto a los alternativos y, comprendiendo bien la situación, promovió una reunión de los devotos antes del encuentro del año siguiente. En esa reunión quedó establecido que nuestra estrategia de prédica para los encuentros siguientes sería simplemente esta: “Queda prohibido cualquier tipo de prédica proselitista. Vamos a participar de los encuentros solamente para servir”. La cosa funcionó y causó una revolución en esa prédica. Las personas quedaron totalmente sorprendidas con el cambio radical en el comportamiento de los devotos y comenzaron a apreciar a los devotos de corazón. Quiere decir, la mejor prédica en aquel momento fue simplemente, “no predicar”. Dos años después, Nueva Gokula fue escogida para albergar este Encuentro Nacional de las Comunidades Alternativas y fue el mayor y más exitoso encuentro ocurrido hasta entonces. (¿Recuerdas Lilananda?...) Hubo una celebración ecuménica por la paz promovida por el entonces Cardenal de San Pablo, Don Evaristo Arns. Él invitó a representantes de todas las religiones y entidades espiritualistas. La ceremonia aconteció en una gran catedral de la ciudad. Lokasakshi Prabhu, experto en encuentro interreligiosos, comprendió bien aquella situación particular y en el acto de inscribirse, en vez de hacerlo como representante del movimiento Hare Krishna, afirmó ser representante del Hinduismo. El resultado fue que, en la primera fila, estaban las sillas de los representantes de las religiones oficiales del mundo: Cristianismo, Judaísmo, Islamismo, Hinduismo, Budismo. Y, detrás de ellas, estaban las demás, designados por la iglesia católica como “Sectas”. Normalmente estaríamos junto con la gente detrás, como estaban muchas personas calificadas que no representaban a esas líneas religiosas principales. Sólo los representantes de las religiones formales tuvieron el privilegio de disertar en ese mega evento y, entre ellos, nuestro representante Hare Krishna, lo cual dejó a mucha gente atónita. Durante el Encuentro para la Nueva Conciencia, que ocurre cada año durante el carnaval, en Campina Grande, Candra-mukha Swami estaba participando de un panel en el que participaban también otras personalidades, entre ellos el conocido escritor católico Leonardo Boff. A la hora de las preguntas, alguien planteó a Maharaja una pregunta relacionada con el tema “reencarnación”, lo que dejó al escritor católico visiblemente abochornado y molesto, puesto que los católicos rechazan ese principio. Ese “repudio” podría haber sido aprovechado por un predicador inexperto y ávido para desbancar cualquier posición contraria a la doctrina reencarnacionista. Maharaja tenía “el cuchillo y el cuello en la mano”, pero, viendo el descontento que eso causaría a la persona que estaba a su lado, prefirió no responder esa pregunta y pasar así a la siguiente. El teatro entero repleto percibió esa actitud del devoto y sólo esa actitud fue millones de veces más convincente que innumerables argumentos racionales. ¡Srila Prabhupada ki jay! Notas:
- Artículo traducido del original en portugués para el público brasileño.
- “Ne” es una expresión popular en Brasil que se forma por la contracción de las palabras “não é?”. En español, equivale a “no es cierto?”, “no es así?”, o simplemente “no?” que comúnmente se incluyen al final de una frase. El abuso de esta expresión dio lugar a la confusión del invitado extranjero que aún estaba aprendiendo el idioma.
Ejemplo en portugués:Vida espiritual sã implica em ter olhos abertos para a realidade, ne? Não é fuga da realidade, ne? Nem fantasias ou delírios, ne?... Página de SS Purushatraya Swami www.pswami.com Publicado originalmente en el Informativo Amigos de Krishna http://groups.google.com/group/Amigos-de-Krishna |